jueves, 29 de agosto de 2013

DONDE SI CONTAMOS... RELATO DE PERSECUSION DE GASES

Comunico, estoy cansada!

Cubrir un evento donde recibí gas lacrimógeno no fue lo que esperaba.

Al llegar estaba escéptica, sin ningún bando. Como extranjera me convertí en una observadora más.

PLAZA BOLÍVAR- PARO 29 DE AGOSTO
TOMADA POR YESIKA CASTELLANOS
En un momento donde esperaba algo que nunca llego, la gente se agolpo en una sola calle. Parecíamos ganado sin rumbo, y termine amontonada como cientos.

La impotencia recorría mi mente, la gente gritaba, empujaba. Todo fue en un par de minutos.

El gas nos alcanzó y hacia su efecto en el cuerpo. Ojos llorosos, poca respiración y sensación de fastidio en la garganta, por cuanto químico pueda tener este artefacto usado por la fuerza pública, para "controlar" situaciones que afectan el orden público.



Nunca cerré los ojos, para mí era importante ver a donde se dirigía mi grupo, nunca solté sus manos, porque seguí la indicación dada por el único hombre que nos acompañaba. Pensé unas cuantas veces que no saldría de allí. De igual forma paso por mi mente la pregunta que afana a cualquier turista en una situación de peligro, que no conoce la zona, ¿si me pierdo, a donde me dirijo?

Cabe resaltar que estaba custodiada y guiada. Éramos 7 mujeres y un hombre (líder dentro de la situación), tres de mis compañeras sufrieron secuelas de este “enfrentamiento” como lo llaman ellos, pero que para nosotros era todo un plan de HUIDA.


Vi casi todo lo que se podía ver en medio de una multitud agobiada, herida, y sin armas. Todo era pacifico hasta que la policía interrumpió esa paz. La verdad no podría asegurar quien empezó, pero desde donde yo me encontraba, realmente fueron ELLOS.





EN UNA DE LAS ESQUINAS DE LA PLAZA
TOMADA POR YESIKA CASTELLANOS



Ser la mayor del grupo, aunque no lo dijera me hacía más responsable de la situación, creo que sufrí por todos. Y siempre intente que no nos extraviáramos.


Aunque en nuestra llegada al lugar, lo primero que hice fue hablar de un punto de referencia en caso de que pasara algo; en medio de esa situación, casi de supervivencia realmente fue en lo último que pensé. Corrimos y corrimos hasta llegar a un lugar “seguro”, pero realmente no me sentí en calma hasta llegar a mi lugar de estadía. Solo agradezco a Dios que no paso a mayores para los que me acompañaban,  y que siempre estuvo custodiando la situación que nos rodeaba.


Fuimos a buscar información para nuestra crónica (donde si contamos), por lo que podemos decir Misión Cumplida.

COMPAÑEROS DE ODISEA
PLAZA DE LOS PERIODISTAS
FOTO TOMADA POR LINA PARRA



viernes, 16 de agosto de 2013

LOS 102 MINUTOS MÁS RECORDADOS DEL MUNDO - YESIKA CASTELLANOS – CRÓNICA

En los países latinos, el 11 de septiembre del 2001, transcurría como cualquier otro. Luego de las 8 y 46 minutos de la mañana, las reacciones y sensaciones en todo el mundo empezaron a transformarse, la sospecha del secuestro de un avión en New York se hace palpable.

Nadie imagino una expresión de descontento tan impactante y absurda. Se necesita de sangre fría para: primero, lograr que los 19 secuestradores no pensaran en su misma familia, ofreciendo así su vida en sacrificio, y segundo, que en una mente creadora se hubiera ocurrido tan atroz plan.

En ese primer instante, todo el mundo se congelo por 102 minutos, no había sitio donde hubiera televisor y no estuviera sintonizados un noticiero o informativo dando detalles de lo sucedido en Estados Unidos, irónicamente el imperio “inalcanzable”, estaba en jaque.
Casi 12 años después del ataque realizado por Al Qaeda a la potencia, es uno de los hechos más recordados.

Cerca de 3.000 personas muertas, y 6000 heridas fueron en número de víctimas. Y desde entonces es conocido el día como el 9/11. Ese que dejó pérdidas millonarias para el país aparentemente más estable, demostrando así  a otras naciones que tal vez no es lo suficientemente fuerte como lo aparenta ser.

El secuestro y choque de 4 aviones comerciales en contra de símbolos económicos, militares y políticos, desestabilizó por completo a una de las potencias. Dos aviones se precipitaron contra el World Trade Center en Nueva York y otro contra el Pentágono, en Washington.

El cuarto avión apuntaba de manera hipotética contra el Capitolio, sede del Congreso, pero tras la intervención de sus pasajeros, el avión se estrelló en Pensilvania.


DE PAÍS SEGURO A INSEGURO

Diferentes países, luego de estos hechos se llenaron de temor, especialmente Estados Unidos, alterando así desde ese entonces las políticas de seguridad en los aeropuertos.

Estos atentados conjuntos fueron señalados por muchas naciones como horrendos, especialmente por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y los habitantes de este país potencia, que se vio vulnerable.

Se debe tener en cuenta que Estados Unidos contrario a Colombia no tienen un conflicto interno que ha durado más de 50 años, por lo que estos hechos se quedan en la memoria de los residentes como un tatuaje en la piel, algo que no se va a borrar ni porque se trate el problema con láser. Aunque pasen los años la cicatriz, seguirá siendo visible.


UN NUEVO COMIENZO

El lugar donde estaban ubicadas las torres gemelas, el World Trade Center, hoy en día es conocido, como la zona cero de New York, esta expresión se da para distinguir  la zona de mayor alcance o máxima devastación en tragedias, accidentes o ataques, casi de cualquier tipo.

Entre los nuevos proyectos se encuentran:

Un edificio representativo, ya que si contamos su antena es el segundo rascacielos más alto del mundo. Su altura seria de 541 metros.

De igual forma el 9/11 Memorial Plaza. Un parque que cuenta con más de 400 árboles. En éste también se encontrarán dos estanques situados donde antiguamente se encontraban las Torres Gemelas y un museo dedicado al 11-S.


Aunque el Nuevo World Trade Center se irá inaugurando de forma paulatina, habrá que esperar hasta 2014 para ver toda la zona completada.

viernes, 9 de agosto de 2013

UN ÁNGEL VISIBLE, PERO INVISIBLE - CRÓNICA



YESIKA CASTELLANOS –
TALLER DE COMUNICACIÓN – CRÓNICA


La capital colombiana, Bogotá, tiene un gran número de habitantes de otras regiones he incluso de extranjeros, es casi un refugio donde se buscan mejores oportunidades y donde el destino o quizás Dios nos puso para tener nuevas experiencias.

Es 8 de agosto del 2013, y aproximadamente las tres y un cuarto de la tarde, la búsqueda inicio en la calle 11 con 76, no fue difícil identificarla, estaba ubicada en toda una esquina, su ropa muestra la humildad con la que vive, es notable que la moda no forma parte de su esencia. Con gorra amarilla, chaqueta azul y de fondo una camisa roja, la dejan en evidencia.

Sus canas resaltan, es una madre cabeza de familia de setenta años, parece increíble tanta fortaleza en un cuerpo que ha aguantado los duros golpes de la vida, sus achaques ya forman parte de su físico. “Los años no llegan solos”, afirma ella así como la mayoría de los que alcanzan esa edad.

 Es difícil encontrar un respuesta concreta, del porque se sigue creyendo que en las capitales existen mayores oportunidades. Así fue como llego a los 15 años esta señora a lo que era  antes Santa Fe de Bogotá. Traída por su madre desde Boyacá y dejada al cuidado de su hermana mayor, que aunque no le guarda rencor, fue quien mayores humillaciones la hizo pasar. En sus más remotos recuerdos como cuando por un instante la película se regresa, lamenta que su hermana le cortara solo por gusto su hermosa cabellera que llegaba hasta las caderas.

Además, la puso a trabajar como empleada de servicio en diferentes casas, pero un mal entendido hizo que se alejaran. El valor que la identifica hace que decida irse a vivir sola, “pero no fue nada fácil, fue guerrear y guerrear, todos los días”.

A pesar de vivir de manera independiente, contrario a lo que se llegaría a pensar. Esta mujer lo suficientemente consiente y sabia, decide tener hijos solo hasta los 23 años con su primer esposo, la menor de los tres hijos que tiene fue de su último matrimonio y nació a sus 39 años.

Por cosas de la vida, viviendo en una sociedad donde los hombres desde épocas pasadas se creen dueños no de una, sino de todas las mujeres que miran como “suyas”, esta vendedora de cigarrillos, chicles y dulces fue abandonada por sus dos esposos, ¿la excusa?, adivinen… sí, otra mujer y ausencia de “amor”.

Este ángel tiene como experiencia solo la universidad de la vida, sirve de educadora para un grupo de personas que asiste a su humilde casa, pero no da clases sobre  la educación a la que estamos acostumbrados a escuchar, sino de temas espirituales que comparte por su experiencia dentro de una iglesia cristiana, que la ha llevado a formar desde su hogar a personas que sirven como líderes e incluso pastores en la iglesia a la que asiste, ¿Quién lo diría?

Una mujer que a diario por mucho consigue veinte mil pesos. Es toda una administradora para sacar a su familia adelante, debe quedar claro que sus hijos no son unos mantenidos pero, ¿qué sueldo pueden tener si ni siquiera alcanzaron a culminar sus estudios de bachillerato? Si el problema fuera solo, sobrevivir, entre todos sería suficiente, pero como la mayoría de familias con bajos recursos decidió pedir un préstamo del cual aún deben las cuotas que faltan hasta octubre.

¿Qué porque se endeuda sino tiene plata?, porque ese dinero lo usó para invertirlo en la carreta que usa en su actual trabajo, el inconveniente se presentó cuando el negocio no dio  lo que se esperaba, además, en hogares colombianos de estratos 1 y 2 casi que por ley no pueden faltar las necesidades o calamidades domésticas.

Lo curioso del asunto es que la héroe de esta historia, a pesar de que su cara y manos muestran marcas por los años y tal vez por todos los inconvenientes presentados durante lo largo de su vida, no se queja por las cosas que le tocan y le tocó, justifica cada circunstancia con palabras escritas en uno de los libros más leído en todo el mundo, la Biblia. “Si Jesús, el hijo de Dios, pudiendo haber nacido en cuna de oro no lo hizo por darnos un ejemplo, yo de que me voy a quejar”.

La protagonista de esta historia que con su actitud contagia a cualquiera, muestra lo guerrera que es al contar su odisea de todos los días para llegar a su puesto de trabajo. Con una mano en el pecho y otra en la cabeza, narra cómo es que camina siempre 6 cuadras desde su casa para agarrar el alimentador, luego el Trasmilenio que la deja en la avenida Caracas cerca de la calle 72, de ahí camina al estacionamiento en el que guarda y le cuidan su implemento de trabajo, donde le cobran tres mil pesos diarios, esos que tiene que descontar de las ganancias.

Aunque parece un poco pesado que una mujer de setenta años haga todos los días esta actividad, les comento que no es lo único, aquí es donde empieza el sacrificio diario, que es casi como pagar una penitencia. Porque es ella quien sube su mercancía en una carreta un tanto pesada por toda la 76, cabe aclarar, que es una calle empinada hasta la carrera 11, un aproximado de seis cuadras un tanto largas.

Su lucha diaria es lograr conseguir al menos para sus gastos, porque según ella es muy feo estar pidiéndoles a sus hijos a toda hora. Su anhelo es que su descendencia siga su ideal dentro de la iglesia que le devolvió la esperanza cuando sintió que estaba sola, asimismo que sus nietos logren todos sus sueños, esto incluye seguir trabajando para conseguir recursos y poder enviarlos a la universidad.

Y cuando llegamos a ese tema, las oportunidades, hizo mucho énfasis en que se debe aprovechar el poder estudiar en una institución de educación superior, porque esa es la mejor herencia que pueden dejar los padres, el estudio. “La plata es un bien material que lo único que hace es dividir aún más a la gente, y ni hablar de las familias”.

Un consejo práctico al que llegó luego de tocar ese tema, es que para lograr eso se deben evitar tantas amistades, porque amigo solo hay uno y se llama Dios, el resto solo es gente que está de manera momentánea. “Vaya usted a ver cuándo usted necesita, ¿cuántos son los que están?”

Las anécdotas contadas por este personaje tan peculiar suenan como los cuentos de la abuela, una señora que amablemente, contó parte de su vida sin ni siquiera conocerme, tal vez porque así son los abuelos; como aparentemente no tienen nada más que hacer, hablar es uno de sus pasatiempos favoritos.

El tiempo de la conversación parecía corto y ya pasó una hora, el ruido de los carros acompaña el sonido de su voz claramente forzada para que yo la pudiera escuchar. Tal vez se sentía sola en este día donde las ventas no es que hayan sido buenas. El tiempo se fugó tan rápido, que por sus años en medio de la conversación me pidió permiso para sentarse en esa banca que la acompaña todos los días en la lucha contra la monotonía.

Y es que lleva solo un mes y medio en este punto, no son muchos los clientes que tenga en este nuevo lugar. Ya que en el anterior fue retirada por estar en un sitio donde el trabajo informal genera mucha molestia.

Ahora sí, ¿quieren saber su nombre?, mi estrella, el ángel de la tarde se llama Leonor Pinto, la dama que me recordó que somos seres inconformes e incapaces de dar gracias a un ser supremo por las necesidades, solo estamos más preocupados en reprochar el ¿por qué? pero nunca el ¿para qué?

El nombre lo deje al final no porque sea menos importante, sino porque más allá de dejar un mensaje quiero finalizar con la frase con la que ella me despidió.

“ESPERO VOLVER A VERLA ACÁ, NO SE OLVIDE DE MI”. Y ahora soy yo quien quiere prometer tenerla presente siempre a pesar de los tiempos cortos que me quedan dentro de mis labores, porque más que un favor, ella me regalo una experiencia de vida.

Un ángel visible pero invisible para el mundo con afán, que lucha por salir adelante todos los días, y por lo que yo ahora pediré a Dios para que pueda terminar de pagar su deuda al menos antes del 3 de octubre, el día de su cumpleaños.



Foto tomada en la carrera 11 con calle 76